Que no os distraiga una estrategia para estableceros cómodos en un soñado futuro o la incomodidad os pesará siempre en el alma. Utilizar el engaño aunque éste sea en apariencia inocente y no haga ningún perceptivo mal frena el ahondamiento espiritual y perpetua en el mundo de las apariencias. Es preferible el silencio. Interiorizad. Meditad. Ahondad. Quedad en paz mental y sabréis qué decir o hacer. Más nunca habléis o actuéis a la ligera, pues es así como afloran las pulsiones de la identificación egoica, y os encadenáis más y más a la ley de causa y efecto, cuando -en esencia y en verdad- la esencia pura que eres, en comunión con todo lo viviente, la trasciende.
Reflexionad siempre sobre aquéllo que vais a decir; estad seguros que no provenga de la agitación o de la desconfianza, de la avidez, del resentimiento o del temor. Honestidad. El cambio duradero siempre es interno, nunca externo. Sed, consecuentemente, honestos primeramente con vosotros y no digáis o hagáis lo que no queráis para vosotros. Actuad en toda circunstancia de manera desinteresada, con sinceridad y firmeza de propósito, con todo el Amor que de vuestro corazón confiado brote, y al fin de las prietas cadenas fenoménicas, en un presente luminoso y descargado del pasado y del futuro, os sabréis definitivamente liberados. Que la sinceridad del propósito indiviso, en el que todos son bendecidos, guíe vuestras vidas... Perseverad, por tanto, en el bien pleno que no conoce el mal y que, sin prejuicio alguno, su santa paz a todo concede... Y la recompensa devendrá inefable y eterna, pues lo mismo es dar que recibir.
KHAAM-EL
La sinceridad comienza con uno mismo
mediante un propósito indiviso de verdadera claridad...
y de ahí se extiende de forma natural a todas las relaciones,
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