viernes, 2 de junio de 2017

NO JUZGAR TRAE SOSIEGO AL CORAZÓN *


   Cuestión ineludible es no restarle importancia a lo primordial para adelantar en el camino interior, esa senda de auto-descubrimiento que debe transitarse con honestidad y ánimo infatigable. Afronta los pensamientos que hay en tu mente con responsabilidad y no los justifiques ni ataques, déjalos pasar y no te adhieras a su cautivador embrujo personal. No sigas los discursos autocomplacientes del ego que se queja para justificar afuera su propia inconsistencia. Mantente alerta, vigila de donde provienen los impulsos que empujan tu ánimo. No quieras solventar ninguna problemática que pienses padecer desde ideas de pequeñez o arrogancia, de separación o recelo. Averigua primero quién eres realmente; el resto se conocerá a continuación de forma natural, sencilla e inmediata. Indaga... ahonda en la consciencia de ser. No puede resolverse jamás un acertijo formando parte de él.

   El sufrimiento no lo causa nada ni nadie excepto el juicio que se emite contra algo o alguien. La resistencia frente al discurrir de la vida produce ansiedad e irritación y sostenerla (la resistencia) con empecinamiento acaba en frustración y depresión. ¿Quieres ser feliz? Deja de luchar con tus aversiones intentando disfrutar de tus preferencias. No sigas los dictados de pensamientos necios, soberbios e insustanciales. Contempla y frena cualquier impulso insensato con consciente serenidad y aplomo. Todo combate acaba en muerte, Como nos dijo el Maestro Jesús: el que a hierro mata a hierro muere. Repito: ¿Quieres ser feliz? Si tu respuesta es sí, sintoniza con La Dicha en tu corazón, afina bien tus pensamientos hasta que sólo queden aquellos rebosantes de Amor y Paz de espíritu. No te quedes con el ruido de lo egoico y abre tu mente a lo infinito, a la música que unifica corazón y mente en una única y armónica melodía de plenitud. Encuentra en el ahora lo que el tiempo no puede quitarte; abandona toda lucha o justificación. toda distracción o futurización. Si así lo haces, tu atención se dirigirá adonde realmente ha de dirigirse... hacia el interior... hacia lo nucleico... al revelador encuentro contigo mismo.

   Comprende que juzgar te condena -en su división- a la angustia de la incertidumbre y la culpa... desterrándote a una tierra inhóspita fabricada con tus propios pensamientos divisores... encarcelándote tras cada una de las sentencias que emites sobre las cosas y los seres... aprisionándote tras muros de intolerante soberbia que impiden contemplar la amplitud de la libertad... sepultándote bajo capas de egoísta lodo que impiden contemplar la luz... hiriéndote con la acerada malicia de la desconfianza.

   Aquiétate. Sólo sabrás sabiendo quién eres de veras, sin recelo ni miedo algunos. Sólo sabrás de la Divina Unicidad, y Su incondicional Amor eterno e indiviso, conociéndote en esencia y en verdad. Pues, la Divina Unicidad sabe en el Saber... Ama en el Amor... vive en el Vivir... Es en lo que Es... Se regocija en lo feliz... Se encuentra siempre en paz... Es perfecto en la perfección... pleno en la plenitud... por eso, en Él (y por extensión creadora en ti y en todos) todo es no dos... Sí, la Divina Unicidad nunca ha sido ese dios que imaginabas querer o despreciar; Ella es el Dios vivo y verdadero, no es algo separado de tu esencia ni de la esencia de nada ni nadie, inmanente y trascendente a toda percepción. Tus errores pasados ya han sido perdonados en Su gracia. Descansa en Su infinitud... todas tus lágrimas serán enjugadas y todas tus noches oscuras desvanecidas con Su luz.

   No juzgues y hallarás verdadero sosiego en tu corazón. No dividas y serás íntegro y feliz. Quédate en Silencio Interno, en Plegaria Sentida, en Meditación Honesta... sé constante en ello y la inocencia sustancial que eres resonará, otra vez y para siempre, en tu Conciencia como una música sublime que todo lo bendice e infinita. 

KHAAM-EL
   


Perdona, vuelve al Amor y sé libre.
Todo juicio es un error
y en la plenitud de la Divina Unicidad
todos ellos ya han sido perdonados.

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