lunes, 5 de junio de 2017

CONSCIENCIA BIENAVENTURADA *


   Cómo explicar lo que trasciende todo vocabulario, todos los idiomas, todos los símbolos, todos los cálculos, todos los argumentos y todos los pensamientos. Cómo mostrar la radiante bienaventuranza de lo transformado, cuando desde la oscuridad de lo limitado cree saberse presuntuosamente qué es la transformación. Cómo comunicar lo que es instantáneo, pleno y definitivo, y que convierte en vano e inútil todo lo conseguido en el tiempo y el espacio. Únicamente, mediante una invitación a la contemplación y a la meditación más honesta, a la rendición de todos los presupuestos que la mente personal sostiene, a la entrega de todo ansia de acumulación o de poder; permaneciendo atentos a la atención misma, estando en el mundo sin ser del mundo, fluyendo imparciales por las bravas aguas de los juicios, perdonando de corazón toda afrenta o calumnia que lo divisor difunde; no sucumbiendo a los efímeros deleites que la tentación ofrece para el extravío del rumbo feliz del alma, aceptando el presente tal y como es, sin resentimientos ni codicias; siendo veraz y amoroso en toda relación que la vida nos traiga. Todo contraste es para aprender a soltar el apego a cualquier extremo, para ir más allá de las apariencias comprendiendo que lo esencial, en su bienaventurada unicidad, disuelve lo circunstancial sin esfuerzo o tensión alguna.

   Los sinónimos y los antónimos, con sus características propias, son incontables matices de una pluralidad de definiciones que intentan definir lo percibido por contraste y comparación. En esa vorágine conceptual, la mente se agita justificando su punto de vista y pierde el sosiego de reposar en lo incomparable. Si se acepta el aquí y ahora que los trasciende, la mente despierta de su abotargada perspectiva separativa e ilumina todos los aspectos contradictorios con un único e indiviso brillo de Consciencia Bienaventurada, pues cuando todo lo que se contempla es visto con confianza, amor e inocencia, de la inmediatez esplendente del ser, surge la completitud, pura luz del alma que comulga con la íntima pureza de lo contemplado. Viendo, más allá de su variable apariencia, lo sustancial y bendito, lo profundo e infinito.

KHAAM-EL




El presente libre de las cadenas de la inconsciencia que se cree consciente (el ego)
es la antesala del reencuentro con la eternidad bienaventurada del Amor Infinito.

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