A continuación de estas líneas adjunto el audio de una charla en la que resalto la importancia de no confundir la indumentaria, la palabrería y el rito con lo esencial en lo espiritual, para poder así uno adentrarse verdaderamente en lo transformador y liberador.
Se ha de tener muy claro adónde se dirige uno y qué busca realmente, para no extraviarse tras una pléyade de contradicciones. Ya que si se busca en el mundo la dicha y el reconocimiento personal, aun pretendiendo en la apariencia servir a Dios, no se encontrará la íntima plenitud anhelada, porque el hábito no hace al monje ni lo aparente tiene la consistencia de lo real; parecer no es ser y fingir sólo es vanidad e hipocresía. Por eso ha de ser uno sumamente congruente para no caer en lo superficial e insustancial, evitando sucumbir a la seductora tentación de excusar la manera personal de pensar. Es una acción constante del corazón... aunque el mundo lo hiera con vehemencia se ha de seguir confiando en el Amor. Hay que ahondar de verdad en lo esencial y definitivo, convirtiendo la atención sobre el propio pensamiento en un hábito interno de humilde disciplina, mediante el que deshacer con perseverancia todo lo segregador, justiciero y egoico, perdonando todo resentimiento o frustración; trascendiendo la fútil importancia que se le daba al indumento externo y sus prebendas. Pues tras los ropajes de virtud puede esconderse lo vil y tras una apariencia ordinaria desplegarse la esplendente pureza de una consciencia consciente de la Divina Unicidad.
Así que no busques tanto el hábito externo, que sólo es auto-engaño y nada sustancialmente valioso ofrece cuando se depositan sobre su aparente prestigio todas las expectativas, y cultiva con honestidad inquebrantable el hábito interno que sí fructificará, y dará ciento por uno, con o sin un específico ropaje virtuoso.
KHAAM-EL
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