lunes, 6 de febrero de 2017

SIN YO, LO QUE ES SE VIVE PLENAMENTE *


   Trascender el mundo del ego y sus paradojas sin significado es la única labor que acabará con lo trabajoso, la única acción que reportará descanso al ánimo fatigado de tanto lidiar con lo especial y tendencioso. Mantenerse despreocupado y esperanzado ante la futilidad de lo transitorio, no dándole importancia a lo temporal, facilita enormemente depositar toda la visión sólo sobre aquello que hasta entonces no se contemplaba: la vida del espíritu en toda su ilimitada amplitud, en toda su brillante pureza, en toda su perfección esencial, en toda su inocencia bienaventurada... 

   No arredrarse ante la intensidad furibunda de lo personal (el ego) cuando procure captar tu atención ante su disolvencia inminente mediante mil y una excusas, a cuál más insidiosamente angustiosa, permaneciendo desapegado y ecuánime, frente a todo ese febril vaivén con el que las situaciones espacio/temporales suelen sacudirlo todo, abre la mente a ámbitos inimaginables desde la perspectiva limitada de lo egoico.

   No te des importancia y lo verdaderamente importante, la felicidad de ser, te colmará irrefrenable. Pues cuando no hay nada en lo que apoyar un yo, ese mismo yo deja de ser considerado un apoyo y, entonces, todo el apoyo descansa sobre una total confianza presente, sobre una inmensa vacuidad que resplandece sin necesidad de ninguna reciprocidad relacional, ya se Es lo que Es ahora. Y lo que aparenta ser nunca fue ni será, tan sólo una imposibilidad imaginada como evanescente posibilidad en un ensueño elaborado por el concepto ego nada más. Sin yo, lo que Es se vive plenamente. Sencillo: si la consciencia permanece centrada en la consciencia misma, con plena atención y constancia, lo periférico deja de tener sentido de inmediato, pues todo es, ahora y aquí, constatado como el centro mismo de lo viviente. Lo milagroso sólo está esperando la purificación de la mente por la Mente misma para derramar su gracia en un presente intemporal, ausente de interpretaciones pasadas y expectativas futuras, libre de cualquier perspectiva personal, en la inocencia del Amor, feliz de no perseguir felicidad al serla sin duda de manera espontánea y natural, en perfecta paz por no conocer división o conflicto alguno, en plenitud honda e infinita en este preciso instante.

KHAAM-EL



Déjate mecer por las notas de la dulce melodía del Amor...
hasta que tu historia no sea más que un sueño del que estás despertando.
Ahora, sí, ahora sí va bien...
Sin el ego, sin lo personal, se vive en la plenitud de la inocencia.

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