domingo, 4 de septiembre de 2016

ESPERANZA INFINITA *


   Cuando vencido/a por el desamor sientes que el mundo te aplasta con su insolente egoísmo, no desesperes, no te hundas del todo, rinde tus razones y sinrazones, agárrate a la fe, y entrégale a Dios tu dolor, tu rabia y frustración, ofrécele sin condiciones tu corazón lacerado, y, Él, tal vez hoy, tal vez mañana, pero seguro, en el momento más inesperado, te hará brillar en Su Luz... reparará tu alma desgarrada colmando de dicha tu deprimido ánimo, bendecirá tu historia maldita y la encauzará a una historia de redención, reunirá los trozos desperdigados de tu corazón para que seas pleno en Su perfecto amor... cuando estés harto/a de estar harto/a, reconoce tu error, tu ofuscación, tu visión reducida de las cosas. No te preocupes por la preocupación. Mantén la esperanza en medio de la desesperanza y confía tu último aliento, aunque te sientas tristemente desamparado, a Dios. La falta de fe se derrumba en su propia inutilidad. Llora tus lloros hasta que veas que nada te aportan. Grita tus gritos hasta que quedes mudo y comprendas que nada solucionan. Haz y deshaz hasta que veas que todo tu hacer es inútil. Nada va mal aunque siempre lo parezca, porque Dios nunca tiene prisa; por eso, no pierdas la esperanza cuando todo esté aparentemente perdido para ti; la paciencia y aceptación sin límite resultan en una esperanza serena e infinita... y, ¡oh, aleluya! los milagros repararán, con dulzura y gracia sin igual, tu angustia y desesperación más opresivas. 

   Todo lo pasajero acaba evidente e inevitablemente pasando. Mantente firme en la esperanza infinita. Abre tu mente y no atiendas a los funestos pensamientos que la agobian; como los apelmazados nubarrones que, imponentes y arrogantes, ocultan por un tiempo el sol, siempre acaban finalmente disipándose por entero tras la tormenta. No te agarres al mundo y sus fríos y caducos tesoros; aférrate a lo eterno, para que la calidez de la verdad, que te hace libre, vuelva a ti, y desde la esperanzada mirada limpia, amplia e infinita del espíritu, contemplarás el brillo de la salvación que, en lo más íntimo te tu alma resplandece. Déjalo brillar poderosamente en paz... te restaura, sin medias tintas, a la vida feliz e indivisa que compartes, en esencia y eternidad. con Dios y con tu prójimo.

KHAAM-EL




Dios brilla en la desesperanza para traerte a la luz de la esperanza.
Comparte la fe  y los ángeles de Dios te acompañarán.
Finalmente, todo fue bien en medio del insidioso e inconsistente mal.
Recuerda: "la paciencia infinita tiene resultados inmediatos". (UCDM)

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