miércoles, 31 de agosto de 2016

DEJAR DE DESEAR ES POSIBLE NO SIGNIFICANDO LA PERCEPCIÓN - AUDIO

    Adjunto, tras este breve prólogo, el audio de una charla en la que ahondo en la idea sustancial de que si vemos la evidencia de la insignificancia cierta de la percepción personalista del mundo, el deseo pierde su base y la paz de espíritu, que de inmediato surge, nos conduce a la vivencia del despertar a la Verdad, el Amor y la Vida, que habían sido relegados en el tiempo/espacio a un aparente y doloroso olvido.
   Darse cuenta, sin ningún género de dudas, de que los deseos personales son precisamente los que fabrican los problemas, trae la solución al punto, abriendo y despejando un camino de conocimiento esencial en consciencia, al constatar que lo esencial -el espíritu- y lo personal no saben el uno del otro, el ego y el espíritu no se conocen, lo real jamás puede solaparse con lo irreal... literalmente es imposible conocer al espíritu desde la idea del ego. Por eso, el espíritu sólo entra a formar parte sustancial de tu vida cuando tu petición y actitud de desapego de lo personal es firme y persistente.
   Comprender que cualquier pensamiento o deseo personal, por bienintencionado que parezca o se muestre, en lugar de acercarte a la experiencia viva del espíritu te alejará de de ella, mediante ilusiones de temporal percepción separativa, es básico para principiar a no darle significado a la percepción  y ser constantes en la meditación, oración y ahondamiento en la vida del espíritu (intemporal e inespacial, ilimitada y plena). Así es, la vida del espíritu sólo resplandece en verdad cuando uno deja de tener avidez por los deseos personales, dejando de significarlos o apreciarlos.
   Profundiza... en un sistema de pensamiento desiderativo desear la paz de Dios, que se encuentra más allá de todo entendimiento personal/perceptivo, es estar dispuesto a desaparecer como alguien personal, eliminando así el origen del deseo (el ego). Es este un deseo que acaba con todos los deseos. Aunque esto parezca a primera vista paradójico, ciertamente no lo es, pues es justo lo contrario, es la acción consciente que acaba con todas las paradojas que fabrican la aparentemente evidente separación egoica, llena de dolor, placer, angustia, euforia, penurias, depresión, fracasos, breves éxitos, enfermedades y finalmente la muerte, mediante el fatal apego a los deseos contradictorios. Únicamente comprendiendo esencialmente lo antedicho puede abandonarse la atracción por significar la percepción y liberarse del yugo de los deseos, para retornar en consciencia a antes del principio de todos los fines, a antes de la creencia en el ego y su pequeño mundo efímero, y vivir de nuevo la vida plena del espíritu.

KHAAM-EL


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