lunes, 8 de agosto de 2016

DARSE TOTALMENTE ES SER PLENAMENTE *

   Guardar resentimientos es atesorar detritus. El rencor y la desconfianza emponzoñan el alma hasta convertirla en un erial, al igual que el agua estancada se pudre y se seca. No escondas un escondite donde aliviar tu dolor, incluso de tu propia vista para seguir viviendo, u olvidarás el amor en la anestesia de la evasión. No lleves la cárcel acuestas. Afronta las propias miserias con coraje y humildad, y déjalas desvanecerse ante tu mirada compasiva... Tu relación con todo es consecuencia directa de tu relación contigo mismo; por eso, dentro es fuera y viceversa. Estate atento; no te defiendas, o atacarás... y atacar siempre es, en última instancia, atacarse, porque creer en enemigos es enemistarse de antemano. Así que observa, vigilante, la procedencia de tus pensamientos, y no sostengas ninguno que signifique o mantenga el recelo, la discordia o el disimulo. Servirse de lo inservible daña primero a quien lo utiliza. Sé libre del miedo liberando a la mente del deseo de lo personal, para que los grilletes de la esclavitud de atesorar partes cambiantes, que aíslan incluso rodeado de grandes cantidades, se rompan por completo. 

    Los que confían, dan confianza; los libres, comparten libertad; y los que aman, comulgan en unicidad. No te demores ni titubees, en este mismo momento puedes, si de verdad lo quieres, Sal por la puerta del perdón... confía, y volverás al Amor. Deja atrás el pasado y sé libre, ya. Darse totalmente es ser plenamente. Repartir bendiciones es atesorar paz de espíritu y dicha inefable; porque la gratitud y la confianza en el vivir hacen correr limpios manantiales de agua fresca y pura, que, cuanto más caudal generosamente vierten, mayor fertilidad conllevan a su vera. No escondas el Agua de Vida, no la escatimes, compártela, sanando el dolor de lo personal y la incertidumbre temporaria de tu prójimo con la bienaventurada alegría de lo impersonal, junto a la resuelta certeza de lo eterno, y, tú mismo, serás sanado junto con él.

KHAAM-EL



   Darse totalmente, sin condicionantes, en favor de todos, es ser plenamente.
Y quien vive plenamente, sin miedo ni rencor, es, en verdad, libre.

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