Resplandece la luz del amor en el océano infinito de la paz de espíritu... Inmensa, bienaventurada, plena... celestial, gozosa, eterna... esencial e interna, hasta disolver, con sabia dulzura, la distracción de lo externo.
Contempla la luz en tu interior y siéntete contemplado, a su vez, por ella hasta que no haya otra cosa que pura contemplación... Quédate en profunda paz y confía... El encuentro con Dios no deja nada fuera de Él. No hagas nada, absolutamente nada, tan sólo ten paciencia y permite que Él te encuentre. Así de sencillo y de simple, pues Dios nunca falla en Su misericordia infinita.
No hay dicha mayor que la vivida por un corazón en paz ni esperanza más grande que esa que va acompañada con la certeza de su feliz consumación... Abre pues tu corazón esperanzado a lo divino y sumérgete feliz en la paz.
KHAAM-EL
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