Parecer no es ser. Las formas parecen ser pero no son, pues todas ellas finalmente perecen para volver a reestructurarse y así, ad infinitum.
Toda apariencia ciertamente se engalana para atraer, engañar y seducir; buscando perpetuarse en su plan de obtener sus fines particulares; distrayendo al perceptor, con tal argucia, de aquello que sí es lo veraz, de aquello que en su esencia jamás puede variar ni necesitar ser reajustado.
Lo externo (el espacio/tiempo) es la artimaña ideada por la ilusión de lo particular para fabricar un deslumbrante escenario con el que distraer a la conciencia de su indisoluble plenitud, de su universal naturaleza, y poder entonces jugar el juego en que lo inexistente semeje existir, en que lo separado sienta la necesidad de unirse; cuando, en modo alguno, lo separado podría jamás llegar a tener existencia propia.
El encanto de la geometría nos constriñe en su limitada estructura. Su monótono equilibrio termina por aburrir tras una fascinante primera impresión (produciendo a la postre un desequilibrio) al basar su belleza en la repetición de ciertos estándares que, contemplados con perspectiva, no son más que infinitesimales variaciones de una misma idea, meros patrones de rígida armazón.
El tiempo para perpetuarse, al igual que el espacio, adopta la estructura geométrica; mediante fractales*, con los que replica instantes de aparente novedad pero de cansina similitud, porque todo acontecimiento espacio-temporal no es más que la representación de una aparente escisión que inútilmente busca resolverse. Un laberíntico entramado que, en su seductor desarrollo, estrangula la amplitud de lo ilimitado con imaginarias pero superficialmente creíbles fronteras de contornos prefijados tomados por espontáneos.
El espacio/tiempo (el universo bigbangniano) no es otra cosa que un mismo pasado soñando futuros que son siempre lo de antaño. Salta más allá de la geometría, más allá de la física, más allá de ciencias y religiones, allende reglas y ritos, de normas y rebeliones, de sumas y restas; más allá de mundanas leyes y gravitaciones interparticulares, más allá de búsquedas interminables por laberintos de inquietante belleza, allende lógicas e imaginaciones, más allá del juego absurdo del mucho o poco, todo o nada, aquí o allá, ayer o mañana, esto o lo otro... Y, encuéntrate ahí donde siempre has estado: en lo verdaderamente espontáneo, en el presente, en el ahora, eterno, y sin límite alguno... luz... luz... la luz clara de la conciencia, sin penumbra, sin constricciones, sin réplicas ni fingimientos... ¡Libre!
Apariencia: cero.
Plenitud: toda.
Siendo únicamente lo esencial... Sin necesidad de tiempos o espacios recurrentes.
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* Fractal: Figura plana o espacial, compuesta de infinitos elementos, que tiene la propiedad de que su aspecto y distribución estadística no cambian cualquiera que sea la escala con que se observe.
KHAAM-EL
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